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Estos atuendos “inapropiados” harán que te rasques la cabeza

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Los estudiantes de la Escuela de Arte Etobicoke de Toronto declararon el martes “Día del crop top” en un gesto de solidaridad con la estudiante Alexi Halket, a la que enviaron al despacho del director porque su crop top de estilo deportivo había ofendido a una profesora.
Halket dijo que eligió la prenda porque quería sentirse guapa y segura, y que “[la escuela] sexualizó mi ropa”. Como un punto a su favor, el director de la escuela, Rob MacKinnon parece que se tomó en serio la protesta y se reunió con 200 estudiantes para hablar del tema: "[No se trata de] sexualizar a los estudiantes ni de criticarlos, sino de qué es lo que está bien en la escuela", dijo.
Las normas de vestir de la escuela no prohíben explícitamente los crop tops, y por ahora el personal de la escuela no lo va a cambiar. Mientras tanto, Halket sostiene que ella debería poder ponerse “cualquier ropa con la que me sienta cómoda” y el director MacKinnon ha felicitado a los estudiantes por defender sus opiniones: “Estoy muy orgulloso de ellos por su decisión de hablar de las cosas que ellos valoran”.
En abril, un profesor ordenó a Mireya Briceño, estudiante de un instituto de secundaria en Michigan, que se fuera del baile de graduación porque su vestido era “demasiado atrevido” y que “violaba las normas de vestir”. Al parecer, el profesor no se había leído las normas de vestir del instituto para el baile de graduación, ya que permitían específicamente que las jóvenes utilizaran vestidos con la espalda descubierta. Pese a sus protestas, obligaron a Briceño a abandonar el baile.
La madre de Briceño exigió que el instituto se disculpara por el incidente, pero esto nunca pasó. Briceño prometió llevar el mismo vestido a la fiesta de graduación de su novio ese mismo año.
La estudiante Alexus Miller-Wigfall, de Pennsylvania, recibió una suspensión tras considerarse que su vestido de graduación era “demasiado atrevido”. Esto a pesar de que Miller-Wigfall había entregado a la escuela una foto del vestido para su aprobación antes del incidente, algo que ahora es un requisito para las chicas en muchas escuelas. (Curiosamente, un esmoquin no necesita tal aprobación previa).
La madre de Miller-Wigfall cree que, dado que otras estudiantes que llevaban vestidos “más atrevidos” no sufrieron ninguna consecuencia, a su hija en realidad la estaban castigado porque es de talla grande. Un incidente parecido ocurrió con Brittany Minder, estudiante en Washington, en el 2013. Esto plantea una cuestión importante: para las mujeres con pechos grandes el escote es prácticamente inevitable. ¿No está tal prohibición inherentemente basada en el tamaño?
Ni siquiera los niños pequeños están libres de los vigilantes del cuerpo. En abril, cuando el escritor de Houston Jef Rouner recogió de la escuela a su hija de 5 años, se sorprendió al comprobar que un profesor le había hecho ponerse una camiseta encima del vestido largo multicolor que se muestra aquí. ¿La razón? Los hombros descubiertos de la niñita violaban las normas de vestir de la escuela.
Rouner aplaudió el incidente con una entrada en el Houston Press titulada “Los hombros aparentemente inmorales de mi hija de 5 años”. Con gran maestría, el padre desmontó el sexismo inherente a las normas de vestir que -como hacen muchos- incluyen una miríada de restricciones a la vestimenta femenina, pero absolutamente ninguno a la masculina.
"No se equivoquen", escribió, "Todas las normas de vestir que no sean de uniforme tienen como objetivo controlar a las chicas, y a las chicas nada más”. Amén.
La otra cara de la vigilancia a los cuerpos femeninos es el castigo a las mujeres que no se visten de forma “suficientemente femenina”. Shafer Rupard, de una escuela secundaria en Carolina del Norte, lo experimentó de primera mano cuando se presentó a su baile de graduación con el conjunto que se muestra aquí, lo que provocó que un profesor le dijera que sus pantalones rojos eran inaceptables y que tenía que irse.

Rupard pensó con razón que la decisión era ridícula, especialmente teniendo en cuenta que el código de conducta del baile de graduación de su escuela no incluye normas de vestir en absoluto (por si aún no estuviera claro que muchos de estos incidentes están al arbitrio de los caprichos de los profesores).
Rupard finalmente recibió una disculpa de su escuela y un reembolso del billete de su baile de graduación. Una victoria pírrica, porque ya le habían arruinado la noche, pero bueno, mejor que nada.
En un incidente bastante alucinante, a la estudiante de secundaria Gabi Finalyson de Utah le denegaron la entrada al baile de la escuela en enero si no se ponía un suéter para cubrirse los “hombros desnudos”. Pueden llamarnos locos, pero creemos que sus hombros.... no están tan desnudos.
De hecho, el vestido de Finalyson cumplía con la norma de la escuela de “tirantes de al menos 6 cm”. Lo que este vestido deja al descubierto son los brazos de Gabi; tal vez el profesor necesita darle un repaso a la anatomía.

La madre de Finalyson se preguntaba si esta increíblemente estricta interpretación está a punto de imponer normas de vestir mormonas a los estudiantes. “Acabemos con este despropósito”, escribió. “Los cuerpos de las niñas no son objetos sexuales, y las perspectivas religiosas no deben imponerse en una escuela pública”.
Demostrando que la igualdad de derechos para las mujeres es todavía un concepto controvertido en algunas partes del país, Sophie, una estudiante de 8º grado de la escuela secundaria Clermont Northeastern en Ohio se sorprendió al descubrir que a la camiseta “feminista” que hizo en casa le habían pasado Photoshop descaradamente en la foto de su clase. La historia oficial de la escuela fue que lo hicieron porque la camiseta “no le quedaba bien”, y afirmaban que habían informado a la madre de Sophie de la censura. Sin embargo, su madre dice no tener conocimiento alguno del incidente.
Por suerte, los compañeros de Sophie se dieron cuenta de lo había detrás de la cuestionable opinión y del posterior comportamiento escurridizo, y la apoyaron mediante declaraciones en las redes sociales orgullosas de su feminismo, impulsadas por el hashtag #IDeserveFreedomOfExpression. Recuerda esta historia cada vez que necesites recuperar la fe en los jóvenes.
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